05/03/2019

La Educación Social se define como un derecho de la ciudadanía y se concreta en una profesión generadora de procesos de cambio. Vivimos y entendemos la profesión con el propósito de empoderar personas y comunidades, e incrementar su capacidad de cambio y transformación. Este principio está íntimamente ligado al feminismo, que defiende la igualdad entre hombres y mujeres a través del crecimiento y la transformación personal y social. Desde nuestra labor profesional, las Educadoras y los Educadores Sociales generamos contextos educativos y acciones mediadoras y formativas que posibilitan el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social. Entre estas acciones cabe señalar, aquellas dirigidas a reducir la diferencia y la desigualdad entre hombres y mujeres, incorporando la perspectiva de género en nuestras acciones socioeducativas.

El feminismo es intrínseco a nuestra profesión, ya que no podemos entender la acción social sin la eliminación de barreras, sin la lucha contra las desigualdades sociales y personales y sin el apoyo a los colectivos desfavorecidos.

En todas las culturas y en todas las partes del mundo, el sistema patriarcal genera desigualdad y violencias hacia las mujeres que se traducen en abusos, agresiones, mutilaciones, pobreza, feminicidios, precariedad laboral, brecha salarial, trabajo de cuidados no remunerado, techo de cristal, etc.

En lo que va de 2019, se han registrado 10 agresiones sexuales múltiples y ya son 14 el número de feminicidios y asesinatos de mujeres. Los últimos datos en materia económica y laboral revelan que el trabajo no remunerado de las mujeres alcanzaría el 41% del PIB en España y que los hombres cobran un 14.2% más que las mujeres. El análisis de estos datos pone de manifiesto la necesidad de una transformación de la realidad actual, como cita la propia definición de Educación Social y continuar reivindicando nuestros derechos como mujeres y como personas.

Debemos hacernos visibles, salir a la calle, exigir nuestros derechos, acudir a las huelgas y movilizaciones que se convoquen, por nosotras y por las que no puedan acudir. La huelga se puede apoyar de muchas maneras, pero lo más importante es que nos vean, nos escuchen y sepan que seguiremos luchando por nuestros derechos y por la igualdad efectiva.

Por todo ello, el CESCLM como garante de la profesión en nuestra región, se une y apoya la próxima Huelga Feminista del 8M en todos sus ejes: estudiantil, laboral, de consumo y cuidados. Con ello esperamos que las administraciones, agentes políticos y la sociedad en su conjunto, lleven a cabo las estrategias necesarias para conseguir una sociedad empoderada e igualitaria, y os animamos a participar en ella.

Manifiesto.